miércoles, 17 de abril de 2019

Clara

Clara sólo estaba segura de una cosa. Sólo de una cosa estaba segura: nunca habría de decir nunca. Y nunca lo decía.
Hasta que un día lo dijo: 《nunca volveré a enamorarme》. Qué ilusa, pobre muchacha. No tenía idea lo que decía.
Como si el amor fuese algo sobre lo que se decide. Como si no fuese una sierra eléctrica fuera de control que te descuartiza hasta el alma y te deja inmóvil, en pedazos.
Creía que con decirlo lo materializaba. Y entonces lo dejo ir. Lo dejó ir sin peros. Lo dejo ir descuartizada. Lo dejó ir: enamorada.

Nuestro: para siempre

Sus ojos color verde oliva se posaban, suavemente sobre mi triste mirar.
Esa vez como tantas otras veces ¿y cómo podía yo saber que esa sería la última? De haber sido consciente le hubiese pedido que no parpadee de más, que no desvíe la mirada ni media fracción de segundo y hubiese rogado a Cronos que detenga el tiempo ahí. En ese instante. Nuestro: Para siempre.

martes, 2 de abril de 2019

De tu lado de la cama

De tu lado de la cama hay un vacío, un hueco algo sombrío.
Quedaron sueños, metas, proyectos,
deseos que no son míos.
Sopla el viento, atraviesa el frío.
se da lugar al hastío.
De tu lado de la cama hay un silencio
tan profundo, tan abismal
que a quien tocase podría matar.
Había un aroma que hoy sólo es un memento y al sentirlo es más frio que el pavimento.
De tu lado de la cama, nuevos desafios debo construir.
Mientras los descifro, en el medio he de dormir.

Jaque Mate

¿Y para qué empezar el juego? ¿para qué jugarlo? ¿con qué propósito dejar que avance la primera pieza blanca? ¿para qué iniciar una batalla que puede durar tanto tiempo? Entonces, simplemente, tiro abajo el rey, lo derrumbo, acepto la derrota y me doy por vencida.

Confía

No hay necesidad, muchacha,
de echar agua por los ojos.
El mundo va a regalarte
miles de atardeceres rojos.
Y cuando los veas vas a sonreir,
pues tu risa es la finalidad de su existir.
No hay necesidad, muchacha,
de ese pesar en el alma.
Vendran ya tiempos mejores,
dispuestos a traerte calma.
Cuando las cosas pasan,
confía, lo hacen por algo.
Ocurren quizás, de pronto, para despertar tu corazón del letargo.