lunes, 3 de septiembre de 2018

Y no fue sino por Ella que recordé cuánto me gustan las madrugadas frías, las tardes de lluvia y las noches templadas.
No fue sino por Ella que entendí el valor de una sonrisa, la importancia de un abrazo y que las distancias se miden en latidos.
No fue sino por ella que descubrí que las fusiones más perfectas son el café con un buen libro, el maní con chocolate y sus labios con los míos.