sábado, 31 de agosto de 2013

Felicidad Parcial Momentánea


 Miro la pared blanca, recién pintada. Mi vista se fija en un particular punto y mi mente empieza a jugarme sucio, fijando en la pared nuestro retrato, esa vieja foto que solía estar ahí colgada. Empiezo a sentir nostalgia, hasta que recuerdo la razón por la cual el verbo está en pasado. “Estaba”, ya no está más. Y si no está más es porque algo pasó. En realidad fue más que un “algo”, fueron muchas cosas, pero más que nada, lo que pasó fue el tiempo. A raíz de él tomamos diferentes decisiones, distintos caminos que hoy nos llevan a ser quienes somos y estar donde estamos. Vos allá y yo acá. Lejos, muy lejos.
    Nuestro distanciamiento fue tal, quete vi crecer lejos de mí por fotos. Si hoy nos cruzamos por la calle dudo que sea capaz de reconocerte. Es triste, lo sé, pero por mucho que nos pese es así. De todas maneras no creo que te cruce por la calle, a menos que el destino, detan jodido que es, crea que es hora de movernos cual piezas de ajedrez y nuestros pasos se vuelvan a chocar, aunque difícilmente vuelvan a caminar a la par.
   Vuelvo a recordar la foto, teníamos pocos veranos en la piel, el sol nos daba de lleno sobre la cara y nuestras sonrisas eran tan radiantes que hacían sonreir a cualquiera que posara sus ojos sobre la fotografía. Éramos inocentes, no entendíamos mucho de la vida. No digo que ahora lo hagamos, de hecho creo que sabía mucho más en aquel entonces, porque mientras más años acumulo, siento que mis conocimientos se reducen, es loco. En fin, el punto es que éramos felices, o creíamos serlo al menos. 
    Quizás era verdad, eso sí era felicidad. No conocíamos el sufrimiento, la vida todavía no nos había golpeadolo suficiente como para aprender a valorar los momentos lindos. Mientras pasaban los años y evaluava mi vida, mis momentos lindos y feos, desarrollé la teoría de la Felicidad Parcial Momentánea, a partir de ahora FPM. Empecé pensando que jamás llegamos a la felicidad plena y eterna. Sentimos felicidad, con cosas que nos suceden que nos despiertan ese sentimiento, como encontrarnos con alguien que hace mucho que no vemos o conseguir algo por lo que luchamos muchos años, como ese tobogán gigante que compraste con tus ahorros ¿te acordás? Pero ese sentimiento no duratanto tiempo, por lo que considero que es momentáneo, y como no existe cosa en la tierra que nos haga cien por ciento felices, esa felicidad que sentimos es parcial. De ahí la FPM que me va a acompañar el resto de mi vida, y también avos, aunque nunca leas esto, porque como ya sabe el cosmos, nuestros pies ya no caminan a la par.
    ¿Por qué explico mi teoría acá? realmente no lo sé. Quizás algún día la desarrolle en profundidad y escriba un libro al respecto. Mientras tanto sigo mirando la pared recién pintada. Pienso que ya le hacía falta un poco de pintura. Ahora es el momento de poner otra foto, una que me haga sonreir cada vez que la mire. Probablemente sea algo de la felicidad parcial momentánea que siento ahora. Una que mañana reemplace con otra, y la que ponga hoy no sea más que un lindo recuerdo, que me haga pensar en la vida, en el tiempo y en el destino, que hoy movió sus fichas para traerte de nuevo a mi mente. 
    Seguramente siga viéndote crecer en fotos, pero eso no importa mucho, lo que importa es que vamos a seguir creciendo. Aunque yo lo haga acá y vos allá. Lejos, muy lejos.     

S/T 1

Te subiste a ese bondi y no te volví a ver desde entonces. No es que no vaya a verte nunca más o que pasaron más de diez minutos desde que emprendiste viaje, pero ya te extraño. Incluso te extraño desde antes de que te fueras, porque sabía que te ibas a ir. Quizás el hecho de que pensara eso, evitó que te disfrutara el poco tiempo que me quedaba hoy convos. Podés decir que me enrosco pensando demasiado y puede que tengas razón. El problema es que si no pienso, en esto o en cualquier otra cosa; te extraño.
    Es por este motivo que mi mente se ve inmersa constantemente en pensamientos lo suficientemente profundos y filosóficos como para derivar en potenciales teorías que, claramente, al aparecer uno nuevo en mi ya estresado pseudo cerebro, quedan en la nada misma.Y, si no son lo suficientemente profundos como para derivar en posibles teorías, bastan para dejarme con dudas existenciales que me quitan el sueño.
    Si no son profundos y filosóficos son, por lejos, completamente inútiles y aumentan mi síndrome RDI (Retención de Datos Inútiles) a su máxima expresión. Quizás dudo unos instantes a la hora de diferenciar la izquierda de la derecha o jamás recuerdo cosas como direcciones importantes, números de teléfono o fechas de cumpleaños. Pero de repente me encuentro recordando cosas como cuánto mide la circunferencia de la Tierra (
40.075 km, por si alguna vez lo llegás a necesitar) o que los pañuelitos descartables tardan tres meses en biodegradarse. ¡¿A quién carajo le importa eso?! ¡¿De qué mierda me sirve en la vida?!...
    En fin… Las cosas en las que una piensa para no extrañarte tanto. Y… ¿de qué sirve? De nada, porque entre pensamiento y pensamiento; te extraño igual.