sábado, 31 de agosto de 2013

S/T 1

Te subiste a ese bondi y no te volví a ver desde entonces. No es que no vaya a verte nunca más o que pasaron más de diez minutos desde que emprendiste viaje, pero ya te extraño. Incluso te extraño desde antes de que te fueras, porque sabía que te ibas a ir. Quizás el hecho de que pensara eso, evitó que te disfrutara el poco tiempo que me quedaba hoy convos. Podés decir que me enrosco pensando demasiado y puede que tengas razón. El problema es que si no pienso, en esto o en cualquier otra cosa; te extraño.
    Es por este motivo que mi mente se ve inmersa constantemente en pensamientos lo suficientemente profundos y filosóficos como para derivar en potenciales teorías que, claramente, al aparecer uno nuevo en mi ya estresado pseudo cerebro, quedan en la nada misma.Y, si no son lo suficientemente profundos como para derivar en posibles teorías, bastan para dejarme con dudas existenciales que me quitan el sueño.
    Si no son profundos y filosóficos son, por lejos, completamente inútiles y aumentan mi síndrome RDI (Retención de Datos Inútiles) a su máxima expresión. Quizás dudo unos instantes a la hora de diferenciar la izquierda de la derecha o jamás recuerdo cosas como direcciones importantes, números de teléfono o fechas de cumpleaños. Pero de repente me encuentro recordando cosas como cuánto mide la circunferencia de la Tierra (
40.075 km, por si alguna vez lo llegás a necesitar) o que los pañuelitos descartables tardan tres meses en biodegradarse. ¡¿A quién carajo le importa eso?! ¡¿De qué mierda me sirve en la vida?!...
    En fin… Las cosas en las que una piensa para no extrañarte tanto. Y… ¿de qué sirve? De nada, porque entre pensamiento y pensamiento; te extraño igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ann