El viento huracanado de lleno le da en la nuca helandole la espina hasta de los pies las puntas. 《¿cómo es que ya no siento la sangre caliente?》 susurra, entumecida, su mente.
Falange por falange milemétricamente mueve como si fuesen arañas que en el aire suspende.
Velozmente sus pies acciona porque ante el rugir del viento su cuerpo erosiona. Huye, como un cordero del lobo que su piel anhela y encontrar a su fiel salvadora en el camino espera. La que de luna a luna sus sueños desvela pero se adelanta dejando al alba su estela.
Hallarla esta vez será el desafío que la saque, ilesa, de este clima tan frío.
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Ann